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¡Hola!
OpenAI firmó un acuerdo con Microsoft que le abre la puerta a salir a bolsa, dejando de ser vista solo como la “hija” del gigante. Al mismo tiempo, las grandes empresas en EE.UU. empiezan a poner freno a la adopción de IA porque muchos de sus pilotos no están entregando resultados. Y mientras tanto, la gente común ya cambió de hábito: más de la mitad prefiere preguntar a la IA antes que “googlear”.
Estamos frente a un punto de quiebre. Cada vez más personas ya no “googlean”, sino que preguntan directo a la IA. Y eso cambia todo: ya no basta con aparecer en los primeros lugares de un buscador, porque la IA es ahora quien decide qué respuesta mostrar. Para negocios y marcas, significa que el viejo SEO ya no alcanza; toca pensar cómo estar presentes en esas respuestas generadas por modelos como ChatGPT o Gemini. Y ojo: la publicidad también se está moviendo para allá, con presupuestos que migran hacia este nuevo espacio conversacional.
Un IPO de OpenAI no sería solo otra noticia de negocios: sería el tipo de evento que cambia el tablero tecnológico a nivel mundial. Imagina que la empresa que marca el ritmo de la inteligencia artificial se abra al mercado y cualquiera pueda comprar acciones. Eso significaría capital fresco por miles de millones para acelerar innovación, lanzar productos más rápido y competir con mucha más fuerza contra Google, Anthropic o xAI.
Las grandes ya se cansaron del esperar resultados a sus altas inversiones. Y ahí está la oportunidad: mientras ellos dudan, los que se muevan rápido con casos claros pueden ganar terreno. Ya no se trata de tener “más IA”, sino de usarla donde de verdad sume valor. En pocas palabras: menos humo, más resultados.