¿Usas IA para pensar mejor… o para no pensar nada?

Por Eduardo Vázquez – Academia de IA

¿La inteligencia artificial nos está haciendo pensar menos? Descubre cómo la IA puede estar afectando tu pensamiento crítico sin que lo notes._

 

Esta es la primera parte de una serie sobre pensamiento crítico e inteligencia artificial. En la segunda te voy a compartir cómo entrenar tu mente con IA usando la fórmula RAFA.

Hace unos años, memorizar números de teléfono era parte de nuestra vida cotidiana. Recordábamos fechas importantes, hacíamos cálculos mentales, sabíamos cómo llegar a casa, a la oficina o al consultorio del doctor sin tener que abrir un mapa. Aprendíamos rutas de memoria, hacíamos listas mentales, resolvíamos problemas con papel y pluma.

 

Hoy, muchas de esas habilidades se han delegado… primero al celular, y ahora, con un paso gigante, a la inteligencia artificial que literalmente vive dentro de ese mismo celular. Ya no solo tenemos información al alcance, ahora tenemos asistentes que piensan, escriben y deciden junto con nosotros.   Con herramientas como ChatGPT, Copilot o Gemini, tenemos respuestas instantáneas para casi todo. Suena increíble, ¿no? Pero también plantea una pregunta muy seria:

 

¿La IA realmente nos está ayudando a pensar mejor… o nos está haciendo depender de ella para todo?

 

Y esta no es una pregunta exagerada ni futurista. Es algo que ya vivimos cada día, desde cómo tomamos decisiones hasta cómo recordamos lo más básico.

 

¿Cuántas veces al día dejamos de hacer algo por nosotros mismos para pedírselo directamente a una inteligencia artificial—desde el celular, la computadora o hasta con solo hablarle a una app—sin siquiera intentarlo primero.  Pero bueno… si ya lo hace por mí y lo hace rápido, ¿para qué complicarme, no?

 

El problema no es usarla… es usarla sin pensar

¿Estamos desarrollando una peligrosa dependencia a la inteligencia artificial? Objetivamente, la dependencia a la IA no es buena ni mala. Todo en la vida depende del equilibrio… y eso aplica aquí más que nunca.

 

El equilibrio ha sido, es y seguirá siendo la base para no perdernos entre lo que podemos delegar… y lo que aún debemos ejercitar por nosotros mismos.

 

✅ Cosas concretas que ya hacemos con IA (y que te pueden ahorrar horas)

  • ✉️ Correo inteligente: Te redacta desde cero un correo profesional, una invitación o una disculpa formal sin que tengas que pensar cada palabra.
  • 📋 Resumen exprés: Le subes un PDF largo (como una propuesta, contrato o artículo) y en segundos te da los puntos clave.
  • 🧾 Ayuda con trámites: Te redacta una carta para el seguro, una apelación de multa, o incluso un formato de solicitud legal.
  • 🧳 Planificación express: Le dices “quiero un viaje a Oaxaca con niños, 3 días y bajo presupuesto” y te arma itinerario, vuelos y restaurantes.
  • 🥑 Creatividad en la cocina: Le das lo que tienes en el refri y te sugiere una receta nutritiva, con instrucciones y todo.
  • 🧠 Guía de estudio: Le pides que te explique un tema como si tuvieras 12 años… o como si fueras experto. Tú eliges.

Es como tener una segunda mente a tu disposición, que trabaja contigo 24/7. ¿Quién no querría eso?

⚠️ Pero también hay riesgos reales (y ya los estamos viviendo)

  • 📱 Memoria externa: ¿Te acuerdas del número de tus hijos o de tu pareja? Ya no los tenemos en la cabeza. Todo vive en el celular.
  • 🧬 Cálculo mental abandonado: Cosas tan simples como calcular una propina o dividir la cuenta entre tres… ya no las hacemos sin la calculadora.
  • 🤖 Respuestas sin análisis: Copiamos y pegamos lo que dice la IA sin cuestionar. Ni fuente, ni contexto, ni sentido común.
  • 🗓️ Falta de anticipación mental: Si no lo anotamos en la app, se nos olvida. Ya no pensamos con anticipación, solo reaccionamos a recordatorios.

Y ahí es cuando muchos dicen: “Aha… es cierto. Ya no pensamos como antes.”

 

¿El pensamiento crítico está en peligro?

Como sociedad, esto implica una transformación profunda en la forma en que cultivamos el pensamiento crítico.  Si no actuamos, podríamos tener generaciones enteras que sepan operar tecnología… pero no formular una idea propia.   💬 “Quien domina la herramienta, domina la oportunidad.”

 

Estudios relevantes:

🧠 Microsoft Work Trend Index (2023): Las personas que usan IA para tomar decisiones complejas tienden a involucrarse menos cognitivamente.   Más velocidad, sí… pero menos análisis profundo.

 

🧠 Universidad de Stanford (2022): Compararon grupos de estudiantes: unos resolvían problemas en equipo y otros solo con IA.   Los que dependían exclusivamente de la IA mostraron menor desarrollo de pensamiento crítico y menor profundidad en sus ideas.

 

🧠 MIT – Journal of Cognitive Enhancement (2023): El uso pasivo de la IA (copiar y pegar sin cuestionar) está vinculado a una caída en la retención de información y en la capacidad para razonar por cuenta propia.

 

¿Entonces la IA es mala? ¿Deberíamos dejar de usarla?

No. La IA no es el villano. El problema es cómo la usamos.   La tecnología no tiene intenciones. No piensa en nuestro bienestar ni en nuestra decadencia. Simplemente hace lo que le pedimos… de la forma más eficiente posible. Por eso, la responsabilidad sigue siendo 100% humana.   Depende de nosotros decidir si usamos esa eficiencia como cuando tomas una bici para llegar más rápido… o como cuando te subes a un coche sin mirar por dónde vas y solo confías en el GPS.   Una cosa es usar ayuda para avanzar. Otra, dejar de prestar atención.   Usar la IA sin pensar es como entregarle las llaves de tu criterio a un copiloto que, aunque eficiente, no conoce tu destino.

 

¿Estamos pensando menos… o solo de forma distinta?

Pensar distinto no es malo. Pensar menos sí lo es.   Antes, pensar era detenerse. Darle vueltas a una idea. Escribirla. Contradecirla. Hoy, muchas veces pensar es abrir el chat y decir: “dime qué hacer.”   Nos hemos acostumbrado a la inmediatez. A las respuestas rápidas. A la comodidad de no tener que esforzarnos mentalmente. Y eso, aunque parezca pequeño, va transformando profundamente nuestra manera de entender el mundo.

 

La IA da velocidad, certezas, estructura. Pero pensar necesita pausa, ambigüedad, contradicción. Pensar es incomodarse. Es dudar. Es sostener una idea por un rato sin necesidad de validarla de inmediato.   Cocrear implica justo lo contrario: cuestionar, incomodarse, guiar el proceso paso a paso, ponerle intención. Y eso es algo que no mucha gente está haciendo.   Y cuando dejamos de practicar eso, empezamos a perder la musculatura mental que nos permite ser críticos, creativos y verdaderamente humanos.   ¿Te atreves a pensar antes de preguntar?   No por orgullo. Por salud mental. Por claridad interior. Por tu derecho a no ser solo un receptor de información, sino un generador de criterio.   Pensar no es un lujo intelectual. Es un acto de autonomía. Es lo que nos permite mirar al mundo con ojos propios, no con lentes prestados por algoritmos.

 

¿Cómo educar a las nuevas generaciones para pensar en la era digital?

Los jóvenes no es que hayan nacido con la IA… les está tocando crecer con ella. Igual que a muchos de nosotros nos tocó crecer con el celular. Y como todo cambio tecnológico, esto trae ventajas… y muchos retos.   El problema es que muchas escuelas o universidades, en lugar de enseñarles a usarla bien, simplemente la están prohibiendo. Y lo entiendo: como jóvenes, es natural que quieran el camino más rápido. Pero si solo les decimos “no la uses”, no estamos formando criterio, estamos formando miedo o dependencia.

 

A mí me decían que usar la calculadora TI-89 era hacer trampa. Y sí, en parte tenían razón… pero también es cierto que hoy esos cálculos manuales ya no son necesarios. Lo que importa es cómo pensamos, no si hacemos raíz cuadrada a mano o no.   Y ahí está el verdadero riesgo: que por no enseñarles a pensar con IA, estemos criando una generación que no piense en absoluto. Que no cuestione. Que no se esfuerce. Y si ya teníamos problemas como aislamiento, mala comunicación, baja tolerancia a la frustración y dificultad para argumentar… esto podría agravarlo aún más.

 

¿Entonces qué hacemos?

No se trata de alejarlos de la tecnología. La verdadera batalla es enseñarles a usarla con criterio. A dudar de lo que les ofrece. A cuestionar antes de copiar. A analizar antes de responder.   No basta con que sepan usarla. Deben aprender a convivir con ella sin ceder su autonomía intelectual.

 

¿Cómo se hace eso?

No es con más reglas. Es con más conversaciones. Más preguntas. Más espacios donde se equivoquen sin miedo y donde comprendan que pensar es un músculo que se entrena, no un botón que se presiona.

 

  • ✅ Valorar las preguntas
  • ✅ Evaluar el razonamiento
  • ✅ Comparar, profundizar
  • ✅ Aburrirse sin culpa

Porque si no les enseñamos a pensar… alguien o algo lo hará por ellos.   “El futuro ya llegó. Solo que no está distribuido por igual.”

 

Caso real: cuando la IA reprobó a toda una clase

En 2023, un grupo de estudiantes universitarios en Texas entregó ensayos generados completamente con IA. La mayoría de los textos eran coherentes, bien redactados y pasaban detectores de plagio. Sin embargo, el profesor —que decidió leer uno por uno— notó algo inquietante: todos carecían de profundidad, análisis y voz propia.   Al pedirles que defendieran sus argumentos oralmente en clase, ninguno supo explicar su contenido. ¿El resultado? Pero más allá de la nota, el escándalo fue mediático. Y dejó una lección muy clara: usar IA sin pensar no solo es evidente… también es contraproducente.

Este caso se volvió viral porque visibilizó un fenómeno silencioso que está ocurriendo en miles de aulas y oficinas: estamos produciendo más… pero entendiendo menos.

 

¿Cuál es la diferencia entre pensar, decidir y resolver con IA?

  • Pensar es analizar con intención y profundidad.
  • Decidir es elegir con autonomía.
  • Resolver es ejecutar con claridad.

En el día a día de una oficina, estas diferencias parecen diluirse. Un reporte llega, alguien le pregunta a ChatGPT cómo responder, copia y pega la respuesta, y listo. Ya “pensó” por él. Pero no hubo análisis, ni revisión, ni un momento de reflexión sobre si esa era la mejor manera de comunicar algo importante. Solo se resolvió el pendiente.

 

Y eso puede parecer productivo. Pero si no pensaste antes, si solo seguiste lo que te dio una máquina, tu decisión no fue tuya: fue heredada. Y esa resolución, aunque te quitó trabajo, no te dejó aprendizaje, ni criterio. Solo te hizo más dependiente.   Primero piensa, luego decide, después resuelve.

 

Este orden no es solo una sugerencia. Es lo que marca la diferencia entre ser alguien que aporta valor real… o alguien que solo ejecuta instrucciones.   Porque cada vez que haces copy-paste sin cuestionar, te estás entrenando para dejar de pensar. Y cada vez que decides desde tu criterio, aunque te tardes más, estás entrenando tu capacidad de liderazgo, análisis y pensamiento crítico.

 

Ese es el dolor que muchos no ven: estamos delegando el pensamiento a la IA sin darnos cuenta… y eso tiene consecuencias reales en cómo resolvemos problemas, cómo tomamos decisiones y cómo nos desarrollamos profesionalmente.

 

Antes de cerrar

La inteligencia artificial ya está en todos lados: en tu celular, en tus reuniones, en tus pendientes del día. Y aunque parezca que nos hace la vida más fácil, también nos está empujando a algo muy peligroso: dejar de pensar por cuenta propia.   Ese es el verdadero dolor de este texto: estamos tan ocupados siendo eficientes que se nos está olvidando ser críticos. Y lo peor es que puede pasar sin que te des cuenta. Un día dejas de revisar lo que copias. Otro día ya ni cuestionas. Y cuando menos lo notas, estás tomando decisiones que ni siquiera entendiste.

 

En la Academia de IA no creemos que la solución sea dejar de usarla. Creemos que la clave está en aprender a usarla con criterio, con intención y sobre todo, con diálogo. Por eso no enseñamos solo a usar herramientas. Enseñamos a pensar con ellas. A cocrear. A discutir. A equivocarte y mejorar.   Porque si no abrimos estos espacios, lo único que vamos a crear son más dependientes digitales. Personas que automatizan todo, menos su capacidad de reflexión.

 

En la segunda parte de esta serie te voy a compartir cómo usar la IA para entrenar tu pensamiento, no para debilitarlo. Te presento la fórmula RAFA: una guía práctica para transformar cualquier conversación con IA en una sesión de pensamiento crítico real.

 

👉 Haz clic aquí para leer la Parte 2: Pensar con IA sin volverte un tonto digital: te explico cómo lo hago con RAFA

 

Pero antes de llegar ahí, necesito hacerte una última pregunta:

 

¿La inteligencia artificial nos está ayudando a pensar mejor… o nos está haciendo depender de ella para todo?

 

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