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¡Hola!
La IA ya no solo escribe ni responde: ahora crea mundos, trabaja sola y mueve miles de millones de dólares.
En solo unos días, OpenAI lanzó Sora 2 y cambió la forma en que hacemos videos, Anthropic presentó un modelo que literalmente trabaja sin parar, y los inversionistas pusieron a OpenAI en medio billón de dólares de valoración. ¿El resultado? Un cóctel perfecto entre creatividad, autonomía y una posible burbuja que ya huele a historia.
Sora 2 abre una nueva etapa de la cultura digital: la creatividad sin límites. Lo que hoy es un experimento pronto será el estándar para creadores y marcas. Pero también plantea un dilema: si todos podemos generar realidades en segundos, ¿cómo distinguiremos lo real de lo artificial?
Estamos entrando a la era de la productividad exponencial. Claude no “asiste”, ejecuta. Puede producir más que un equipo completo sin descanso, lo que redefine lo que entendemos por trabajo. La IA no viene a reemplazarte, viene a potenciarte. La clave será dirigir inteligencias, no competir con ellas.
OpenAI no solo vende productos, vende futuro. Pero las expectativas están tan infladas como sus números. Algunos economistas ya comparan este momento con la burbuja del internet en los 2000: innovación real mezclada con euforia financiera. Toda burbuja tiene un lado positivo: acelera el cambio y democratiza la adopción. La diferencia está en quién crea valor real y quién solo surfea la moda.